Profesorado de los Grado de Educación de Florida Universitària expone las claves para afrontar el periodo de adaptación con éxito.
La vuelta al cole se ha convertido en todo un reto. Se trata de una fase de reajuste en la que las familias, el alumnado y el profesorado deben asumir con normalidad hábitos y rutinas para adaptarse gradualmente al regreso a las aulas.
Sandra Molines, docente del Grado de Maestro/a en Educación Infantil y del Grado de Maestro/a em Educación Primaria de Florida Universitària asegura que durante la etapa de formación del alumnado de estos grados se analizan las distintas etapas por la que pasa el alumnado durante el curso académico. “Durante el año escolar, el alumnado atraviesa distintas fases. La primera de ellas es la de adaptación la incorporación a la escuela. Una fase en la que la comunidad educativa y las familias deben trabajar en consonancia para que el hábito y la rutina se asuman sin traumas y con absoluta normalidad”.
Para poder observar estas etapas –ha señalado- “el profesorado de Florida Universitària diseña un calendario de prácticas dirigido al alumnado del Grado en Educación Infantil y Primaria. Con él pretendemos que las y los futuros profesionales de la educación trabajen en las aulas en todas las etapas del curso. Desde los primeros días, en los que las niñas y niños deben asumir los nuevos hábitos tras el verano, hasta prácticas a mitad de curso –en el mes de enero- y a finales del año académico –en el mes de junio”. Se trata, según ha indicado, de momentos muy distintos “donde el rol del profesorado debe adaptarse a cada situación y actitud del alumnado”.
La profesora de Florida Universitària destaca que el alumnado del Grado en Educación asume una serie de claves para que el inicio se convierta en un aterrizaje suave a la rutina escolar. A continuación resumimos algunas de ellas.
- Proceso gradual de adaptación. Según la experta, el mejor método para adaptarse a la nueva realidad es la incorporación gradual a las aulas. De este modo, el niño o la niña se ajusta mejor a los cambios de horarios, de espacios y rutinas.
- Ambiente afectivo. Es fundamental que el alumnado, especialmente en las edades más tempranas, sienta un ambiente afectivo favorable a los cambios que se avecinan en sus vidas. Un clima afectivo que proyecte actitudes positivas como calidez, empatía o afecto serán esenciales en el proceso de adaptación.
- Las rutinas favorecen la seguridad. Los niños y niñas necesitan sentirse tranquilos en su ambiente escolar. Por ello, las rutinas contribuyen a generar un equilibrio emocional y les aportan confianza.
- No hay que tener prisa. Cada niño/a tiene su propio ritmo. Hay que tener en cuenta su personalidad y abordar el proceso de adaptación de manera personalizada. Es importante que el profesorado pueda empatizar con el momento que están atravesando y permitirles que expresen sus emociones.
- Actitud positiva. Ir al cole con confianza y seguridad es esencial. Por ello, las familias deben afrontar el día a día de la mejor manera posible. Un método que puede resultar de ayuda durante los días previos es promover una actitud positiva, hablar de la escuela mostrándoles lo divertido que puede ser volver a ver a sus amistades, profesorado, estrenar material escolar etc… Todas estas son herramientas que contribuyen a mejorar su percepción del retorno a las aulas.
- Confiar en el profesorado. Según la profesora de Educación, durante esta importante etapa, las familias deben hacer un esfuerzo por confiar en el equipo de profesionales que atenderán a los niños y niñas en el aula. Del mismo modo, las familias deben ser conscientes de que sus hijas e hijos superarán, con toda seguridad, los retos que plantea la vuelta al cole.