Los alumnos de 4º A del Grado de Maestro/a en Educación Infantil y el Grupo de Simultaneidad han realizado un trabajo de investigación en la asignatura de Didáctica de las Ciencias Naturales de EDI sobre los productos que consumimos (especialmente aquellos catalogados como saludables-BIO, ECO, LIGHT, etc). En este sentido, han analizado el gasto medioambiental que supone que lleguen a nuestro carro de la compra y las estrategias de las empresas para conseguir que tomemos decisiones de compra de acuerdo a sus intereses. Para ello, visitaron los distintos supermercados que hay cerca de Florida Universitària y analizaron la distribución y la proporción de productos en función de la pirámide de alimentos.
El alumnado también analizó la procedencia de los alimentos, los cuales varía según los locales analizados, y se detecta que hay mayor cantidad de productos locales en caso de supermercados de la Comunitat Valenciana. Tras la observación, el alumnado destacó que, en el caso de la fruta, mucha de ella procede de países extranjeros o cámaras para proporcionar la fruta que no es de temporada, con los problemas que lleva asociados. Según comentaba la profesora de Didáctica de Ciencias Naturales de EDI, Esther Gamero, estos problemas son: el uso de compuestos químicos para su conservación, la variación de precio (en función de si estamos en los meses de temporada -bajada de precio- o no), o la contaminación ambiental por transporte.
Por último, el alumnado de Infantil y Simultaneidad analizó las estrategias de venta de los supermercados desde la colocación de los productos. En esta parte del análisis observaron que los productos básicos como el pescado, útiles para la casa, conservas o aceite se encuentran en el centro del supermercado o alejados de las salida. La carne y fruta puede variar según en local, mientras que el pan, bollería, tartas, cereales, chocolates, café, snakcs, higiene y cuidado personal se encuentran cerca de una salida del supermercado.
En la práctica, se fijaron que las supuestas ofertas tenían cercanía a la fecha de caducidad o habían sufrido una subida de precio inicial, por lo que realmente no eran una oferta. Además, observaron que dichas ofertas no se ponen en el lugar habitual.
El alumnado detectó que el mayor reclamo de venta hoy en día es el uso de la palabra BIO, ECO u Orgánico. Los tres usos en España son sinónimo de «productos que no han sido tratados con ningún tipo de pesticida o producto químico que no sea natural; que han sido cultivados respetando los ciclos propios de la naturaleza y que no son transgénicos» y que se caracterizan por llevar uno o varios sellos (europeos y nacionales) que aseguran el cumplimiento de la ley que regula su producción.
“Decidimos analizar la composición de algunos de estos alimentos y realmente, en muchos de ellos, la composición en porcentaje de grasas, de azúcares o de proteínas no es diferente al mismo producto sin dicho sello ECO, BIO”, destacaba la profesora Gamero. Además, “no existe todavía evidencia científica de que suponga un beneficio para la sociedad su consumo, tenemos que tener en cuenta que la legislación solo regula algunos aspectos de la agricultura o ganadería eco o biológica pero no implica que no sea industrial, es decir, deberían estar regulados a nivel de ley muchos más aspectos de su producción e importación’, entiende la profesora.
En la misma línea, el alumnado también analizó el fiambre envasado ‘light y bajo en sal’, de forma general. “Se aprecia que el peso en carne es de un 69-75% (hay algunos con mayor porcentaje, 85%), pero el resto son aditivos, estabilizantes, azúcares, aromas, antioxidantes, es decir, diferentes compuestos químicos”, comentaba la profesora. También se analizó yogures y quesos frescos donde el peso en grasas y edulcorantes varían con la marca. Por lo general, estos productos pueden contener un peso en grasa o sal más bajos que el producto que no es ‘light’ pero su consumo debe de ser moderado porque no implica ser saludable.
Por último, se analizó la cantidad de residuos que genera una familia a la semana siguiendo una dieta saludable, concluyendo que el 90% del residuo son plásticos, muchos de los cuales no son reciclables (aquellos que contienen restos orgánicos no se reciclan). Además, de la contaminación asociada al propio transporte de productos que no son locales.
Una de las principales conclusiones que el alumnado sacó de esta visita es que según las marcas se encuentran productos baratos y saludables. De todos modos, según comenta Esther Gamero, es recomendable fijarse en la composición de las etiquetas de cada producto y no dejarse influenciar por la exposición de venta del propio supermercado.
Este trabajo ha permitido reflexionar sobre la necesidad de proporcionar al alumnado los conocimientos y las herramientas necesarias para analizar de forma crítica la realidad del día a día.