A menudo, no se le da la importancia que debería a las emociones. Sin embargo, forman una parte imprescindible de la vida. En ocasiones se apoderan de nuestros actos, nos impulsan o nos retienen a lo largo del trayecto, iluminan u oscurecen nuestro camino pero siempre nos acompañan.
¿Quién no ha tenido que lidiar con sus emociones para continuar y crecer como persona?
Porque, aunque como dijo Descartes “Pienso, luego existo”, antes siento. Por ello, debemos ir más allá del pensamiento y educar con el corazón.
Desde Florida Universitària, el alumnado de 4º de Educación Infantil decidimos avanzar directamente de las reflexiones de Daniel Goleman a las prácticas de Maika Pardo, especialista en educación e inteligencia emocional.
No bastaba con saber que, como maestros y maestras de la etapa más culminante en el desarrollo de las personas, hemos de ser emocionalmente equilibrados para mejorar nuestra vida personal y profesional, teníamos que sentirlo.
Para ello, Maika nos brindó una serie de recursos y actividades con las que educar las emociones que aprendimos de la mejor manera, formando parte de ellas.
Aprendimos por parejas a valorar nuestro aprecio por nuestros compañeros y compañeras dibujándonos mutuamente mediante todas nuestra habilidades artísticas, intentando sorprender i evitar la decepción con nuestro retrato.Reconocimos cualidades que no apreciamos a simple vista, cerrando los ojos y guiándonos por el rostro de nuestros compañeros y compañeras mediante el tacto de nuestras manos.
Y finalmente, viajamos a otro lugar prestando atención a nuestro oído y abriendo nuestra mente a las palabras de Maika. Transformando el aula en un lugar donde relajarnos y olvidar las presiones que en muchas ocasiones ese mismo ambiente nos puede generar.Aunque en ocasiones no resulte fácil de comprender, al abrir los ojos nos descubrimos a nosotros/as mismos/as y nos vemos reflejados en los y las demás como un espejo que nos ofrece lo que transmitimos y muestra nuestras competencias, fortalezas y capacidades. No es tan importante detectar en qué podemos mejorar si olvidamos qué nos hace destacar. Hemos de conocernos y aventurarnos sin miedo a reconocernos en otras personas.